martes, 18 de abril de 2017

EL ANHELO DEL CORAZÓN DE DIOS Y TÚ





EL ANHELO DEL CORAZÓN DE DIOS Y TÚ

“Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre” (Hebreos 6:10).

por: Norma Solis Zavala

Sabías que Dios quiere darte mucho más de lo que puedas imaginar o soñar. Él ha preparado para todos aquellos que lo aman cosas que nadie jamás ha podido ver, ni escuchar ni imaginar (1 Corintios 2:9). Dios sabe cuales son tus necesidades esenciales (Mateo  6:25-34), así como también sabe cuales son las peticiones de tu corazón  (Salmo 37:4). Hoy quiero hablarte del anhelo del corazón de Dios y del anhelo de tú corazón.

Para algunos es fácil pedir el anhelo o petición  de su corazón y para otros le  es difícil hacerlo. Lo que mas pedimos es alimento, ropa, casa, salud, trabajo remunerado, luego intercedemos a favor de otros;  sí estas en el  ministerio pides recursos materiales, humanos; luego  sabiduría e inteligencia, para guiar a su pueblo o para  apoyar con efectividad en un ministerio y hacer su voluntad. Al cabo de algún tiempo te das cuenta como Adán que  estas solo o sola y ahí comienza el anhelo de tu corazón - lo que llena tu vida - y comienzas a pedir tu ayuda idónea.

Esta parte  intima  y personal  tanto de varones como de mujeres, pareciera que fuera lo primero que te gustaría pedirle y que Él te responda rápido; pero Dios no siempre obra como tu deseas, porqué Él es quién ordena tus pasos y  aprueba tu camino (Salmo 37:23). Sus pensamientos están centrados en ti, Él busca tu tranquilidad y tu bienestar (Jeremías 29:11).  Pero Él requiere de ti fe  y paciencia. 

Muchas veces nos han hablado de la fe, y a veces olvidamos que fe es confiar en Dios, es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no podamos verlo (Hebreos 11:1). Por fe, sabes que Dios ya tiene  “tu ayuda idónea”, pero también Él necesita tu paciencia  para que puedas recibir todo lo que ha preparado para ti (Santiago 1:4).

Así como tú tienes peticiones o anhelos en tu corazón, también Dios lo tiene. El anhelo de su corazón eres tú. Necesita tu amor y tu voluntad sujeta a Él (obediencia). Debemos deleitarnos en Él y Él nos concederá las peticiones de nuestro corazón (Salmo 37:4). Debemos buscar  primero su reino y su justicia y todo lo demás será añadido (Mateo 6:33). Debemos hacer su voluntad, para recibir lo que ha prometido (Hebreos 10:35-36).

En la mujer samaritana y María, podemos encontrar dos formas de amar a Dios. Un amor aprendido por experiencias ajenas a la suya y un amor verdadero, por pasar tiempo con Él. En que se diferencian estas formas de amar... En la falta de conocimiento de quién es Dios, como es Dios, y lo que Dios puede hacer a favor tuyo.

En la historia de la mujer samaritana (Juan 4:1-42), encontramos tres verdades que motivaron a Jesús desplazarse hasta Samaria: 1) Darse a conocer - revelarse a ella (v.10). 2)  Mostrarle a la mujer que su forma de adorar a Dios no era como lo establecían las costumbres (v.20-24). 3) Anunciar el reino de Dios (v.25-42).

Ésta mujer, no conocía a Dios, históricamente Samaria se había separado política y religiosamente (cuando se dividió Israel en dos reinos) y solo tenían de la Biblia hebrea el Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio). Cuando Jesús se da a conocer a ella, le dice tres cosas: 1) Tú no conoces el don de Dios. 2)  Tú no  conoces quién es el que te pide de beber. 3) Si lo conocieras tu le pedirías y te daría agua que da vida (Juan 4:10).  Dios esta dispuesto a darte todo lo que pidas, y más aún, desea darte lo que da vida. Concederte las peticiones de tu corazón.

La clave principal en todo el diálogo que Jesús sostiene con la mujer samaritana gira en torno a su falta de conocimiento de quién es Dios y cómo es. Ella adoraba por costumbres aprendidas, por lo  que había oído, pero Dios quiere que vayas más allá de un simple vistazo y lo conozcas realmente. Cuando Job se quedo sin palabras, Dios se le revelo a él y le mostró todo lo que era, lo que hizo y lo que hará (Job cap.38 al 41).

Los esquemas preelaborados  que tenía la mujer samaritana en su mente (paradigmas), ajenos a la revelación del conocimiento verdadero de quién es Dios, y cómo es Él, fueron rotos por Jesús, Él  se mostró a ella, dándose a conocer. Al fin de su conversación, ésta mujer cambiada por la revelación que recibió de Jesús entro a la ciudad y dijo: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?” (S. Juan 4:29).

Luego los habitantes de esa ciudad buscaron a Jesús, querían conocerlo no solo por lo que dijo la mujer, ellos querían verlo, escucharlo y palparlo. Pasaron tiempo con Él conociéndole y dijeron: “Nosotros mismos hemos oído y sabemos que verdaderamente es el Salvador del mundo, el Cristo” (Juan 4:42). Al tener la revelación de quién es Dios y como es; Job dijo: “De oídas te conocía, más ahora mis ojos te ven” (Job 42:5) - lo que antes sabía de ti era lo que me habían contado, pero ahora mis ojos te han visto, y he llegado a conocerte- Esto es lo que Dios busca de ti, que no solo sepas que existe, que te ama, sino que lo conozcas.

Nuestro Señor Jesucristo señalo que era  más importante pasar tiempo con Él, escuchándole y conociéndole. A Marta le dijo: “Estas afanada y preocupada por muchas cosas; y María ha escogido la mejor parte que no le será quitada (Lucas 10:39-42). María estaba a los pies de Jesús escuchándole, conociendo a su Señor. Aquí encontramos dos verdades: 1) Las preocupaciones de la vida te impiden pasar tiempo con Dios. 2) Dios quiere que tú estés es cuchándole, conociéndole, para recibir todo de Él.

El conocer a Dios, te dará tanta confianza que podrás entrar osadamente a su presencia, no solo para alcanzar el oportuno socorro, sino también para lograr que su voluntad se incline a tu favor. Abraham, llamado el amigo de Dios, intercedió a favor de Sodoma y Gomorra, porque Lot y su familia estaban allí. Seis veces Dios le dijo: “No la destruiré por amor a ellos” (Génesis 18:23-32).Cuando fue probado, ofreció a Isaac, “Porque sabía que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos” (Hebreos 11:9).

El conocer a Dios, no solo hará que su voluntad se incline a tu favor, también podrás detener sus juicios, si fallas y te arrepientes. Cuando David, el dulce cantor de Israel,  censo al pueblo, apelo a la misericordia de Dios  y dijo: “Prefirió estar en las manos de Dios, porque sus misericordias son muchas en extremo, que caer en las manos de los hombres” Cuando el ángel fue enviado a Jerusalén para destruirla, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal y detuvo la mano del ángel para que no destruyera a los pobladores de Jerusalén (1Crónicas 21:1-27).

El conocer a Dios no sólo te da confianza, también seguridad para obtener todo lo que tu corazón anhela. En la historia de Eliseo y la mujer sunamita (2 Reyes 4:8-37), observamos a una mujer cuyo anhelo era tener un hijo, pero le era  difícil pedirle a Dios; y como ella no pedía, Dios tuvo que usar al criado de Eliseo, para que revelara al profeta cual era la petición de su corazón. Eliseo le dijo: “El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo”. Ella sorprendida dijo ¡No se burle de mí! No era incredulidad, ella había perdido toda esperanza de tener un hijo, aun que amaba a Dios y creía en Él, ella no se atrevía a pedir lo que anhelaba su corazón. Pero Dios le dio un hijo y cuando el niño creció murió, ésta mujer activo su fe en Dios, sabía que Él se lo había dado para deleitarse siendo madre e iba a Él para que se lo devolviera y Dios le devolvió a su hijo vivo. Sara, cuando Dios ya iba a cumplir su promesa se dijo así misma “¿Tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?”  (Génesis 18:12). Aun que se río, Dios le confirmo el cumplimiento  de su promesa y se deleito siendo madre 37 años (Génesis 21:6-7, 23:1)

Cuando Dios quiso asegurar a Abraham que cumpliría su promesa, juro por si mismo, para darle lo que había prometido y mostrar a los herederos de la promesa (a ti y a mí) que Él no miente y no cambia. Esto nos consuela fuertemente, porque confiamos en  que Dios nos dará lo prometido. Esta confianza nos da seguridad, es el ancla de nuestra alma, que nos mantiene firme y estable en nuestra posición. Jesucristo nos da  esta confianza porque Él traspasó el velo y entró al lugar Santísimo y nos dejo libre el camino hacia Dios, y es nuestro Sumo Sacerdote (Hebreos 6:17-20). Él intercede por ti, no solo para que seas librado, sanado, prosperado, sino también para que Dios te conceda lo que anhela tu corazón. Por eso Jesús dijo:”Sí permanecéis en mí, y mis palabras en vosotros, pedid todo lo que queráis y será hecho” (Juan 15:7).

El conocer a nuestro Dios, nos dará seguridad, confianza y gozo completo (1 Juan 1:1-4), Él va a cumplir todas sus promesas y entre ellas esta el anhelo o las peticiones del corazón. “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre” (Hebreos 6:10).

Sí este mensaje ha edificado tu vida, envíalo a otras personas, que como tú y yo, estamos firmemente establecidos en Jesucristo, quien nos da confianza para obtener todo, todo lo que Dios ha preparado para nosotros. Dios te bendiga abundantemente.

LA ELECCIÓN DE DIOS





LA ELECCIÓN DE DIOS

Hemos sido llamadas según el propósito y la gracia de
Dios, que nos fue dada en Cristo Jesús”

Por: Norma  Solis  Zavala

Alguna vez te preguntaste ¿Por qué me escogió Dios? ¿Qué fue lo que hice para estar delante de sus ojos?  Éstas y otras preguntas  quizás te la hiciste alguna vez.  Hoy quiero hablarte de la elección  irrevocable de Dios cuando Él te  llama a su servicio (Romanos11: 29). Sabías que Dios no mira edad, ni estatus social o cultural, ni condición en la que ahora te encuentras, Él  sencillamente  te escogió porque se agrado de ti  (1Crónicas 28:4;  Marcos 3:13).


MUJERES EL EGIDAS POR  DIOS PARA EJECUTAR SUS PLANES
“Ellas tomaron la decisión de hacer lo correcto y confiaron en Dios”

En la Biblia encontramos relatos de mujeres que fueron elegidas por Dios para llevar a cabo sus planes, así  podemos mencionar a Sifrá y Púa, las parteras que  ayudaron a traer con vida a los bebes varones (Éxodo 1:15-17); Jacobeb (Éxodo 6:20) la madre de Moisés que pese a las prohibiciones del rey de Egipto, cuido por tres meses a su hijo (Éxodo 2:2-3, Hebreos 11:23); la hija del Farón que se compadeció del bebé que encontró en el río y lo adopto como hijo suyo (Éxodo 2:5-10); Rahab, una prostituta que escondió en su casa a los dos espías que Josué envió (Josué 2:1-6) y en 2 Samuel 17:18-21,  se menciona a una mujer que escondió a los dos  sacerdotes que iban en busca del  rey David. Ninguna de ellas puso  sus ojos en  sus limitaciones o en sus temores, ellas tomaron la decisión de hacer  lo correcto y confiaron en Dios.  



DIOS TE ESCOGIÓ SEGÚN SU PROPÓSITO
“La elección de Dios no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia”

 Cuando  el profeta Jeremías fue llamado, Dios le dijo que lo había elegido aún antes que naciera y había sido apartado para hablar en su nombre a todas las naciones (Jeremías 1:5). Antes que Jacob y Esaú nacieran, Dios había determinado que el mayor serviría al menor (Romanos 9:12). No habían nacido, ni hecho aún bien ni mal,  para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama (Romanos 9:11).

David al referirse a su elección dijo: “Jehová el Dios de Israel me eligió de toda  la casa de mi padre para que perpetuamente fuera rey, porque a Judá escogió por caudillo, y de la casa de Judá  a la familia de mí padre; y de entre los hijos de mi padre se agradó de mí para ponerme por rey sobre Israel” (1 Crónicas 28:4). Así que la elección de Dios no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia (Romanos 9:16). Cuando Pablo escribió a Timoteo le dijo que habían sido salvados y llamados con llamamiento santo según el propósito y la gracia de Dios, que nos fue dada en Cristo Jesús (2 Timoteo 1:9).


¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA  ELECCIÓN DE DIOS?
“Él te escogió para que anuncies su nombre por toda la tierra y para mostrar por medio de ti su poder”

Quizás te preguntes ¿Y cual es el propósito de la elección de Dios?  En Romanos 9:17 dice: “Te he levantado, para mostrar en ti mí poder, y para que mi nombre sea anunciado por toda la tierra”. Es lo mismo que dijo Jesús a sus discípulos “Id por todo el mundo y predicad el evangelio y  estas señales seguirán a los que creen, porque toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra, por tanto id y haced discípulos” (Marcos 16:15-18; Mateo  28:18). En estos versículos encontramos el propósito de la elección de Dios: Él te escogió para que anuncies su nombre por toda la tierra y para mostrar por medio de ti su poder.  

El apóstol Pablo decía que él no predicaba con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que la fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios (1 Corintios 2:4-5).


 ¿COMO RESPALDA DIOS SU ELECCIÓN?
“Estoy con ustedes,  y he aquí mis palabras he puesto en sus bocas”

 A hora que sabes por qué te eligió Dios, tienes que preguntarte ¿Cómo respalda Dios su elección? Tanto Jeremías como Moisés se vieron así mismos delante de Dios como incapaces de poder hablar en su nombre a las personas al cual los enviaba (Jeremías 1:8-9 y Éxodo 4:11-12). Jeremías era muy joven y tenía miedo, Moisés era anciano, torpe en el hablar y tenía miedo. Ambos se vieron faltos de palabra, incapaces de poder aceptar y cumplir con la elección de Dios, Él les dijo no tengan miedo, estoy con ustedes,  y he aquí mis palabras he puesto en sus bocas. Jesús enseño a sus seguidores que Él no les iba a dejar solos  (Juan 14:18), les dijo que el Espíritu Santo iba a  estar con ellos y vivir en ellos (Juan 14: 17) y que les iba a enseñar todas las cosas, así como recordar todo lo que Él hizo (Juan 14:26), porque la unción del Santo permanece en nosotros y es la unción misma que nos enseña todas las cosas (1 Juan 2:20 y 27). Sí Dios te escogió, Él estará contigo y pondrá el mensaje en tu boca.


 ¿CÓMO DEBO RESPONDER A LA ELECCIÓN DE DIOS?
“Los que hemos creído entramos en reposo”

 Así como Dios reposó de todas sus obras, también hay un reposo para los escogidos de Dios. Cuando Él te llama, su Palabra constantemente penetrará a ti, y partirá tu alma y tu espíritu (Hebreos 4:12) hasta que decidas creerle a Dios, porque su Palabra dice: “Los que hemos creído entramos en reposo” (Hebreos 4:3). Este versículo habla de creer y obedecer, el contexto señala a su pueblo escogido vagando 40 años en el desierto;  la sentencia: “No entrarán en su reposo, por incredulidad” (Hebreos 3:18-19).  Sí Dios te ha elegido, tú tienes que creer y aceptar su elección, porque Él te escogió para ejecutar sus planes. Las otras claves lo encontramos en Jeremías 1:7-10 y Efesios 6:10-11.  

Luego de aceptar su elección tienes que obedecerle - hacer todo lo  que Él te mando (Jeremías 1:7), quizás  encuentres dificultades  y es aquí donde Pablo nos da la siguiente clave: “Fortaleceos en el Señor,  y en el poder de su fuerza y vestios de toda la armadura de Dios” (Efesios 6:10-11). 

Finalmente  tienes que comenzar a ejercer la investidura de autoridad y poder (unción) que Dios  te dio para llevar a cabo sus planes (Jeremías 1:10). Tanto Pedro como Juan sabían para que habían sido elegidos,  cuando encontraron al cojo en la puerta del  templo, Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo  que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate  y anda” (Hechos 3:1-6).


 LA ELECCIÓN DE DIOS NO MIRA TUS LIMITACIONES
“Cuando Dios te llama Él se encarga de ti”

La elección de Dios no mira tus limitaciones; pero el varón y la mujer sí; Jeremías dijo que era muy joven  (Jeremías 1:6), Moisés dijo que no podía hablar bien (Éxodo 4:11), Isaías dijo que era pecador (Isaías 6: 5); Sara dijo: ¿Hemos  envejecido mi esposo y  yo, cómo tendremos un hijo? (Génesis 18:12-13); Marta, después de confesar que Cristo era su Señor, el Hijo de Dios y que podía resucitar muertos (Juan 11:25-27) dijo: No quiten la piedra, hace cuatro días fue enterrado y  hiede (Juan11:39). A todas estas personas Dios les respondió: 

- A Jeremías le dijo: “No digas que eres demasiado joven; porque a todo lo que te envié irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte” (Jeremías 1:7-8). 

- A Moisés le dijo: ¿Quién dio boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová? Ahora pues, ve, y  yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo  que hayas de hablar (Éxodo 4:11-12). 

- A Isaías le dijo: “He aquí  esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio  tu pecado (Isaías  6:7). 

- A Sara le dijo: “¿Hay para Dios  alguna cosa difícil? (Génesis 18:14). 

- A Marta le dijo: ¿No te he dicho  que sí crees, verás la gloria de Dios? (Juan 11:40).

Cuando Dios te llama Él se encarga de ti, no hay limitaciones que te aparten de sus propósitos, Él es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos (Efesios 3:20). ¡Ni siquiera podemos imaginarnos  lo que Dios  puede hacer para ayudarnos con su poder!  (Biblia Para Todos).


DESAFIÓ:

Quizás  has pensado que no eres la persona adecuada para cumplir los planes de Dios, tus ojos estaban enfocados en lo que no podías hacer o en lo que te faltaba por desarrollar, pero la elección de Dios no mira tus limitaciones. Él te tomó de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamó, y te dijo: Mi sierva eres tú; te escogí, y no te deseché (Isaías 41:9).

Mujer; Dios quiere glorificarse en ti, para bendecir tu vida  y  la de los demás. Acepta su elección y ponte en las manos de Dios, confía en Él y Él hará.”Porque Él que te envió, contigo  está  y  no  te dejará (Juan 8:29).


Sí este mensaje ha edificado tu vida, compártelo con otras personas,
Dios quiere glorificarse en tu vida, acepta su elección y entrégale tu vida a Él.

Norma Solis Zavala



sábado, 15 de abril de 2017

LA VARA DE EVA



LA VARA DE EVA

¿La mujer puede tener un ministerio?

Por: Norma Solis Zavala


Es común  encontrar   en  nuestras  congregaciones  mujeres en el Ministerio  de  ayudas  (Maestras de Escuela Dominical, Ujieres,  etc. ); pero  mujeres  en  el  ministerio  de: Maestras,  Pastoras,  Evangelistas, Profetas y Apóstoles, son escasos. Y la gran pregunta que nos hacemos es: ¿no  existen? o ¿no  se manifiestan?. Será quizás  que  Dios  hace acepción  de  personas. ¡Claro  que  no! Dios  no  hace  acepción  de personas; pero a veces dentro de nuestras congregaciones si lo hacen.

Has escuchado decir: “¡La cabeza de la mujer es el varón y tiene que  sujetarse!, ¡La  mujer  no  puede  hablar,  ni  enseñar  en   la iglesia!, ¡Eva fue  engañada  y  por  ella  entro el pecado al mundo!. Frases como estas,  enfocadas  fuera  de contexto, han  sido  usadas para obstaculizar el  derecho  de  la  mujer  a  tener  y  desarrollar  un ministerio. Hoy a ti  te pregunto ¿A quién vas escuchar a Dios o a los hombres?...

Quizás eres tú, una de éstas mujeres a las cuales Dios ya les ha confirmado un Ministerio; pero te han medido con “La Vara de Eva” y te has preguntado ¿Tendré derecho a ejercer este ministerio?... La Palabra de Dios en Hechos 10:34-35, dice “Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”. En 1 Samuel 16:7 leemos “Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” Dios no hace diferencia entre hombres y mujeres, Él mira lo que hay en tu corazón.

En la genealogía de Jesucristo encontramos a tres mujeres: Tamar, Rahab y Rut. Éstas mujeres en una etapa de sus vidas ejercieron sus derechos para tener lo que les pertenecía.

a.- TAMAR (Génesis 38:1-30), Tamar había enviudado dos veces y por tanto tenía derecho a casarse con el tercer hijo de Judá. Pasado el tiempo Judá enviudo y Tamar aún no se casaba con el hijo de Judá; ella se quitó sus prendas de viudez y reclamó sus derechos para tener descendencia.

b.- RAHAB (Josué 2:1-24), Rahab escondió en su casa a los dos espías que Josué había enviado a Jericó. Ella dijo: “Sé que Jehová os a dado esta tierra y Él es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra, así como hice misericordia con vosotros, así la haréis vosotros con la casa de mí padre y toda mí familia y libren nuestras vidas de la muerte” (v.9-13). En Josué 6:22-23, Rahab y toda su familia fueron los únicos que sobrevivieron luego de la toma de Jericó.

c.- RUT (Libro de Rut), Rut había quedado viuda en Moab, y como amaba a Noemí, fue con ella a Belén, allí ella conoció cuando espigaba en el campo a Booz y Noemí dijo: “Él es nuestro pariente y puede redimirnos”. La ley decía que sí una mujer quedaba viuda, ella tenía el derecho a casarse con el hermano del difunto o con su pariente más cercano para levantar descendencia y recuperar las posesiones del difunto. Ella fue a reclamar sus derechos y eligió a Booz para que fuese su esposo. 

Te estarás preguntando si habrá algún pasaje en la Biblia donde Dios reconoce que la mujer tiene derechos al igual que el hombre. En Números 27:1-11, se relata la historia de las hijas de Zelofehad, te has puesto a pensar que en una nación en plena formación, sólo tenían derecho a poseer territorio los hijos; con una población de más de 3 millones de habitantes; había una familia que sólo tenía hijas, cuando el padre de ellas murió, se preguntaron : ¿Tendremos herencia de nuestro padre?...

Ellas fueron ante Moisés, delante del sacerdote Eleazar, los príncipes y toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión dijeron: ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo?. Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre y Moisés llevó su causa delante de Jehová y Él respondió: “Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas” (v.4-7). Dios estaba confirmando que la mujer tiene derecho a poseer algo que aparentemente era solo para los hombres.

Sí la voluntad de Dios es que la mujer también tenga y ejerza un ministerio: ¿Por qué la mujer ha encontrado obstáculos para ejercerlo?. Un Ministro muy conocido dijo: “Desde Génesis 3:15, Satanás se ha levantado en contra de la mujer, porque de ella iba a nacer el Mesías  (Jesús).” Qué era también lo que sabía e iba en contra de sus planes. La clave la encontramos en el Salmo 68:11 “El Señor daba la palabra, multitud de mujeres anunciaban las buenas nuevas”.

Cuando Jesucristo resucitó, se le apareció primero a una mujer y la envió con un mensaje: “Diles a mis hermanos: Subo a mí Padre y a vuestro Padre, a mí Dios y a vuestro Dios” (San Juan 20:17). Era la primera buena noticia que iban a recibir los discípulos de Jesús; pero cuando María Magdalena llegó dijo: ¡Jesús está vivo!, ellos no la creyeron (San Marcos 16:10-11). 

Te has puesto a pensar ¿Por qué Jesús se le apareció a María Magdalena  y porque no a Pedro, Juan o Jacobo?...

Jesucristo sabía que la mujer tenía una sombra por delante y por detrás: Eva, y que esto iba ser un obstáculo para el ministerio que Dios había preparado para ella. 

Cuando Eva comió el fruto dijo: “La serpiente me engaño y comí” (Génesis 3:13), desde entonces la mujer tuvo un medida: Eva y una vara de disciplina para hacerla recordar lo que había hecho.

MUJER, Dios no te mide con “la vara de Eva” , Jesucristo tampoco lo hizo. Cuando Dios creó a la mujer puso una cualidad muy especial: “creer”, por eso María creyó que iba a ser madre, María Magdalena creyó que Jesús había resucitado y publicó las buenas nuevas. Sí la mujer no hubiera tenido en su esencia “creer”, el Mesías quizá no hubiera nacido. La mujer cree más fácilmente que el hombre, esta es la causa por la que en nuestras congregaciones hay más mujeres que hombres. La vara de Eva terminó con María Magdalena, la mujer había demostrado obediencia a Dios, ahora te toca a ti. 

MUJER; sí alguna vez te midieron con “la vara de Eva” y Dios ya te ha confirmado tu llamado. Usa tus derechos. Créele a Dios y cumple tu ministerio. Perdona a los que te midieron y obstaculizaron tu derecho a ejercer y desarrollar un Ministerio. Comienza a creerle a Dios, su Palabra dice que: “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28).